Este método de limpieza es ideal para revitalizar estructuras de hormigón visto, como edificios, puentes o fachadas, que han sido afectadas por vandalismo, contaminación o el paso del tiempo. A diferencia de los métodos tradicionales, como el uso de abrasivos o químicos agresivos, la limpieza láser utiliza pulsos de luz de alta energía que eliminan de forma precisa y controlada los contaminantes, sin afectar el hormigón.
El proceso de limpieza funciona al dirigir pulsos de luz láser hacia la superficie del hormigón. Estos pulsos son absorbidos por las partículas de suciedad o pintura, lo que provoca su evaporación o desprendimiento en forma de partículas. La energía del láser se ajusta según el tipo de material a eliminar y la intensidad necesaria, lo que permite un tratamiento altamente controlado. Esta técnica procura que el hormigón no sufra daños, como grietas o alteraciones en su estructura, algo que puede ocurrir con métodos más agresivos.
Uno de los mayores beneficios de la limpieza láser en hormigón es su capacidad para trabajar en superficies detalladas o de difícil acceso. En estructuras complejas, como puentes o columnas, donde las superficies son irregulares o contienen elementos difíciles de alcanzar, el láser puede actuar con gran precisión, garantizando una limpieza uniforme en todas las áreas. Además, al no requerir contacto físico directo con la superficie, se reduce el riesgo de desgaste o daño adicional al hormigón, lo que lo convierte en un método ideal para la restauración de superficies antiguas o deterioradas.
La limpieza láser también tiene un impacto positivo en el medio ambiente. A diferencia de los métodos tradicionales, que pueden generar residuos tóxicos o utilizar grandes cantidades de agua, la limpieza láser no requiere químicos ni genera residuos líquidos. Esto no solo hace que el proceso sea más ecológico, sino que también minimiza la necesidad de limpieza adicional o tratamiento de los residuos. Además, al eliminar de manera precisa solo las capas contaminantes, se conserva la integridad del hormigón, prolongando su vida útil.